(Tomado del Aposento Alto)
Léase el Salmo 103.1-5
Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios...-Filipenses 4.6 (RVR)
RECIBÍ una noticia devastadora: tenía cáncer del seno. Con lágrimas en los ojos y asustada, regresé de la cita con el doctor a casa. Encontré un mensaje en mi máquina contestadora. La voz de mi tía decía: «Lee el Salmo 103: 1-5. Léelo cada día».
Tomé mi Biblia y leí: «Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre». Marqué esa página en mi Biblia. «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios…». Copié las palabras para llevármelas al hospital: «el que sana todas tus dolencias» (Salmo 103.1-3).
Según repetía los versículos, sustituía la palabra tu por mi: «. . .el que rescata del hoyo [mi] vida»(versículo 4). Leí el salmo antes de la cirugía y mientras esperaba los resultados de las pruebas «…el que [me] corona de favores y misericordias» (versículo 4). Continué leyéndolo durante mi tratamiento, varias veces al día, débil y temerosa del futuro (si es que tenía un futuro) «de modo que te rejuvenezcas»(Salmo 103.5).
Leí los versículos cada día, hasta que me fortalecí. Hoy mi vida ha vuelto casi a lo que era antes, pero no soy la misma. Ahora entiendo la importancia de alabar a Dios en cada situación.
Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios...-Filipenses 4.6 (RVR)
RECIBÍ una noticia devastadora: tenía cáncer del seno. Con lágrimas en los ojos y asustada, regresé de la cita con el doctor a casa. Encontré un mensaje en mi máquina contestadora. La voz de mi tía decía: «Lee el Salmo 103: 1-5. Léelo cada día».
Tomé mi Biblia y leí: «Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre». Marqué esa página en mi Biblia. «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios…». Copié las palabras para llevármelas al hospital: «el que sana todas tus dolencias» (Salmo 103.1-3).
Según repetía los versículos, sustituía la palabra tu por mi: «. . .el que rescata del hoyo [mi] vida»(versículo 4). Leí el salmo antes de la cirugía y mientras esperaba los resultados de las pruebas «…el que [me] corona de favores y misericordias» (versículo 4). Continué leyéndolo durante mi tratamiento, varias veces al día, débil y temerosa del futuro (si es que tenía un futuro) «de modo que te rejuvenezcas»(Salmo 103.5).
Leí los versículos cada día, hasta que me fortalecí. Hoy mi vida ha vuelto casi a lo que era antes, pero no soy la misma. Ahora entiendo la importancia de alabar a Dios en cada situación.
Sra. Carol A. Lowe (Texas, EUA)
Oración:
Gracias, Dios, por tu toque sanador y por tu presencia amorosa. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Dios nos sostiene en nuestros momentos más difíciles.
OREMOS:
Por quienes reciben tratamiento contra el cáncer.
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